Si bien la industria minera ha sido durante mucho tiempo el principal motor de la demanda de geosintéticos, está surgiendo una nueva era de gestión ambiental. En toda América Latina, desde las regiones áridas de Chile hasta los corredores agrícolas de Brasil y México, el enfoque se está desplazando hacia la seguridad hídrica y la energía sostenible. En estos sectores, la geomembrana ya no es solo un revestimiento, es un activo crítico para la preservación de recursos.
SAI está a la vanguardia de esta transición, aplicando los mismos estándares rigurosos de ingeniería utilizados en minería a proyectos que protegen nuestro activo líquido más valioso, el agua.
En embalses de tierra tradicionales y canales de riego, las pérdidas por filtración pueden representar hasta el 40 % del volumen total de agua. En un mundo con sequías crecientes y escasez hídrica, este nivel de desperdicio es económica y éticamente insostenible.
Mediante la implementación de una geomembrana de HDPE de alta calidad, las operaciones agrícolas y los municipios pueden prácticamente eliminar las filtraciones. Esto garantiza que cada gota de agua captada llegue a su destino final, ya sea un campo de cultivo, una planta de tratamiento o una turbina hidroeléctrica.
La transición energética requiere infraestructura a gran escala, gran parte de la cual involucra fluidos que deben ser contenidos o protegidos.
Uno de los usos más innovadores de las geomembranas son las cubiertas flotantes. En reservorios hidroeléctricos o de almacenamiento de agua potable, estas cubiertas cumplen dos funciones: reducen la evaporación y bloquean la luz solar, inhibiendo el crecimiento de algas. Esto disminuye la necesidad de tratamientos químicos y preserva el volumen de agua disponible para la generación de energía.
A medida que crecen las energías renovables como la solar y la eólica, aumenta la necesidad de almacenamiento energético. Los proyectos de bombeo hidroeléctrico utilizan dos reservorios a diferentes elevaciones. El revestimiento de estos reservorios garantiza que la energía almacenada (el agua) no se filtre al subsuelo, manteniendo la eficiencia del ciclo de generación.
En SAI no solo colocamos una geomembrana; diseñamos un sistema de contención completo. Esto incluye:
Un reservorio de agua es una inversión de 20 a 30 años. Si un contratista de bajo costo realiza la instalación de la geomembrana, el riesgo de filtraciones subterráneas aumenta. Estas filtraciones suelen ser silenciosas, pues no provocan un colapso inmediato, pero erosionan lentamente el valor del reservorio.
El uso de técnicas avanzadas de soldadura de geomembranas y un control de calidad riguroso garantizan que tu proyecto de seguridad hídrica entregue el retorno de inversión esperado. Ayudamos a los gestores de proyectos a pasar de una gestión reactiva del agua a una estrategia de contención proactiva.
La conservación del agua y la eficiencia energética son los dos pilares de un futuro sostenible. Ya sea el revestimiento de una laguna de tratamiento de aguas residuales para evitar la contaminación de acuíferos o la construcción de un gran reservorio de riego, la calidad de la barrera es el factor más importante. La experiencia de SAI asegura que estos proyectos críticos de infraestructura funcionen según lo diseñado, preservando recursos para las generaciones futuras.